Transición democrática en España
El período de transición español es un período de la
historia contemporánea de España en el que el país abandonó la dictadura delgeneral Francisco Franco y asumió el poder con una
constitución que restableció la economía y la democracia del país. Este período
constituye el primer período del reinado de Juan Carlos I.
La transición política de España de la dictadura a la democracia general estuvo sujeta a plazos variables. Si bien la fecha de inicio y, sobre todo, el final del mencionado período, se puede decir que con el nombramiento de Adolfo Suárez como Presidente del Gobierno en julio de 1976, se inicia el mencionado período. El momento considerado como el final del período de transición es a menudo postergado, ni siquiera es erróneo suponer que coincide con la formación del primer gobierno socialista en diciembre de 1982. A juicio del análisis económico, el período 1976 -1982 presenta rasgos distintivos en España, sobre todo por la contradicción que presenta con las del período anterior. Un lugar transitorio en el desarrollo económico de España para el período en cuestión puede tomarse en relación con ciclos posteriores de la economía española oa partir de períodos de varios años, y se caracteriza por la presencia de comportamientos bastante homogéneos en los mismos. El análisis de las siguientes fases cíclicas de la economía española se puede realizar utilizando la metodología de indicadores adelantados o adelantados [OCDE (1987)]. En esta metodología se asume que el ciclo de referencia, es decir, el ciclo que representa el comportamiento general de la economía, que debe surgir de la evolución del índice de producción industrial y de los ciclos que deben ser constantes respectivamente. Durante la década de 1960, el desarrollo económico de España coincidió cada vez más con el desarrollo económico de otros países de la OCDE, especialmente a medida que el comercio exterior aumentó su participación en la economía general, la economía española. Por tanto, el comportamiento de estos últimos también puede analizarse a partir de lo sucedido en otros países en fechas similares. En cuanto a los ciclos de crecimiento, es decir, ciclos de series de ajuste de tendencia, podemos ver en la Tabla 1 que desde 1976 hasta 1982 se registró un ciclo completo en la economía española. estados unidos, con un período de recuperación que duró de 1976 a 1979. Y con un largo estancamiento que alcanzó su punto más bajo en 1982. El ciclo anterior alcanzó su punto máximo en la primera mitad de 1974 y experimentó una fuerte reversión entre el año pasado y 1975. El ciclo económico 1976-1982, en que se produjo el período de transición política completa, duró mucho más que los tres períodos anteriores.
La primera es que los grupos de extrema derecha, que se cree
que permanecen fuera del sistema, son constantemente provocadores, creando una
atmósfera de violencia gratuita. Reunidos en un grupo llamado Fuerza Nueva, y
en un grupo paramilitar llamado Guerrilleros de Cristo Rey, llevaron a cabo una
serie de ataques terroristas, caos callejero y enfrentamientos con tropas.
Otras fuerzas políticas incluyen los hechos de Montegora, en los que participó
un líder carlista, o la masacre de Atocha, en la que fueron asesinados cinco
abogados laborales vinculados a CCOO y PCE.
Detrás de ellos hay otra gran amenaza proveniente de GRAPO, un grupo comunista maoísta radical que lleva a cabo secuestros y asesinatos aleatorios de policías. Lo justifican acusando a las fuerzas de seguridad de ser responsables de la represión en regiones con profundas crisis industriales como Cádiz, Vigo y Bilbao. Abogaban, como en la España de los años veinte, los ataques indiscriminados como trampolín para la victoria de la revolución. El tercer enemigo de la democracia, como siempre, es ETA.
El principal grupo terrorista de nuestra historia ha sido
cada vez más activo, y más activo que durante la dictadura, porque era mejor
para él, cuya represión justifica mejor su guerra, sin sentido en un país
democrático. Curiosamente, no solo se multiplicaron los atentados, sino también
el apoyo social de que se beneficiaban en el País Vasco, tanto es así que
grupos nacionalistas se negaron a aplicarles el término terrorismo, llamándolos
patriotas.
Además, uno de los factores que agrava la situación es la
severa crisis económica que vive el país desde 1973, debido a la crisis del
petróleo y a la existencia de una estructura productiva e industrial, que es
una tecnología muy antigua. Una ola de huelgas sacudió el territorio nacional,
aunque la causa principal de la misma fueron las demandas de los trabajadores,
en 1917 las huelgas fueron claramente políticas, llevadas a cabo por los
izquierdistas contra el gobierno reformista.
Detrás de ellos, los militares se mantienen escépticos y
neutrales, pero se oponen a la profundización de la democracia, especialmente a
la legalización del Partido Comunista de Uganda. Los militares, hasta el
intento de golpe de estado del coronel Tejero en 1982, fueron una amenaza
constante, a partir de un posible golpe de estado en 1979, bajo las llamadas
Operaciones Galácticas.
Otro grave problema radica en las exigencias del
nacionalismo, que siempre van ligadas a las exigencias de la libertad. El
problema del nacionalismo aparece en dos frentes. Por un lado, catalanes,
vascos y gallegos buscaban ser reconocidos como pueblos distintos, y por otro
lado, sus reivindicaciones que surgían en el resto de regiones era una
necesidad común para su autonomía.
Política y economía
Política y economía En julio de 1976 Adolfo Suárez recibió
del Rey el encargo de pilotar una transición política hacia la democracia que,
en palabras de Torcuato Fernández Miranda, debía discurrir «de la ley a la
ley». Fue entonces cuando le llegó el turno a una economía que estaba dando sus
últimos estertores. Desde su entrada en el Gobierno, el primero se propuso
convencer a Suárez de la imperiosa necesidad de ocuparse de la economía sino se
deseaba frustrar las expectativas abiertas con las libertades democráticas. El
mismo Fuentes Quintana cuenta que tras las elecciones de 1977, le planteó al
presidente un plan de saneamiento de la economía, si bien éste no pudo atender
sus requerimientos hasta septiembre. No obstante la negativa, durante todo el
mes de agosto se celebraron innumerables reuniones en el salón Carlos III del
viejo Caserón de la Aduana de la madrileña calle de Alcalá, preparando un
documento con la denominación de «Programa de saneamiento y reforma». Los días
8 y 9 de octubre el Programa se debatió en el Palacio de la Moncloa. Aquellas
sesiones, al parecer, mostraron que no existían diagnósticos ni remedios
alternativos al programa propuesto, llegándose a un «acuerdo» sobre su
«inevitabilidad». Finalmente, la firma de los denominados «Pactos de la Moncloa»
tuvo lugar el 25 de octubre de 1977 y el Congreso de los Diputados aprobó el
correspondiente programa económico el día 27 con un solo voto en contra.
Según Santos Julia, lo que se firmó en Moncloa fue
esencialmente un "pacto social generalizado, cuya esencia era controlar el
crecimiento de los salarios a niveles por debajo de la inflación esperada; y, a
su vez, el Gobierno estaba obligado a promover medidas de carácter
distributivo, tales como como reforma fiscal y mejora social". Por su parte,
Charles Powell aseveró que su singularidad radicaba en que “a cambio de aceptar
las medidas de unificación propuestas por el gobierno, la oposición exigía que
se armara un gran paquete de reformas tendientes a derribar las instituciones
del régimen anterior, introduciendo actores sociales en el proceso de toma de
decisiones.” ¿El contenido del Tratado de la Moncloa? ¿En qué estilo de muleta
has confiado? Fue una temporada. El objetivo principal del programa era
fortalecer (ajustar) la economía - para corregir los desequilibrios
fundamentales: la inflación y el déficit de cuenta corriente.
Él descansó en la creencia de que la inflación no trajo a la
sociedad y viceversa, las semillas de todos los males económicos y sociales.
Sabemos que ningún país ha logrado mejorar el estado de crisis al aumentar la
inflación. Por lo tanto, la lucha contra la inflación es una pregunta sobre la
supervivencia. Las medidas de acción especificadas en el programa incluyen: 1 /
solicitud de política basada en la cantidad; 2 / la aplicación de políticas
fiscales para limitar los déficits públicos y las reformas fiscales de acuerdo
con la plena, la equidad, la flexibilidad; 3 / Tipos de cambio prácticos para
Peseta y 4 / Creación de una política de alquiler basada en dos pilares: (a) crecimiento
de los salarios según la inflación de acuerdo con los planes y no es un
historial de tasas calendario y b) Reducir la seguridad social en el salario.
Además, la batería de las reformas acordó en los convenios de Moncloa realmente
ambiciosamente y resolvió muchos problemas que esperan la economía española: 1
/ modernizando el sistema presupuestario, ayudando gradualmente, flexibles y
más efectivos; 2 / libertad, abierta para competir y convertir sistemas
financieros, simultáneamente, lo que aumenta la capacidad de controlar y
supervisar al banco español; 3 / Identifique un nuevo sistema de relaciones
laborales y 4 / reforma del marco de acción de la compañía pública.
Los Pactos de la Moncloa fueron un gran éxito desde el punto
de vista político, en la medida en que mostraron las posibilidades de
colaboración entre los diferentes partidos para abordar la corrección de los
desequilibrios económicos. Los Pactos marcaron un cambio drástico de actitud en
el tratamiento de los problemas: dieron paso a una política monetaria activa
para combatir la inflación, permitieron avanzar en la reforma del sistema
financiero, condujeron a acuerdos para frenar los aumentos salariales, facilitaron
la corrección del déficit externo con la devaluación, propulsaron una reforma
fiscal de amplio calado, centrada en la imposición directa, y trazaron las
líneas de otras reformas tendentes a la desregulación y flexibilización de los
mercados. Para Fuentes Quintana, uno de sus principales valedores, los Pactos
de la Moncloa fueron la única respuesta posible para resolver la crisis.
Nacidos del consenso político demostraron que la gravedad de la situación
exigía de cada grupo social la asunción de sus propias responsabilidades; no
había remedio para aquélla si todos los ciudadanos españoles reclamaban al
mismo tiempo sus derechos sin asumir sus responsabilidades; por otro lado,
ninguna ideología contaba con fuerzas y respuestas suficientes para imponerlas
al resto de la sociedad y superar la crisis. Además, los Pactos desvelaron la
existencia de un inesperado consenso ideológico en favor de la economía de
mercado, la iniciativa privada y la empresa privada. Los analistas sostienen
que los Acuerdos de la Moncloa ejercieron su acción saludable a través de dos
vías: la eficacia de sus medidas para corregir los desequilibrios y el clima de
confianza creado entre los agentes sociales. Fuentes Quintana afirma que
gracias al apoyo político recibido, la totalidad del arco parlamentario y a la
“fuerza incomparable del consenso”, empresarios y sindicatos aceptaron el
programa de ajuste y la sociedad miró el futuro económico y político con más
optimismo. Al tiempo se generó una atmósfera favorable que permitió llegar, sin
el trauma de una desestabilización caótica, a la Constitución democrática de
diciembre de 1978.
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